Todos navegamos las mismas aguas, con la idea de cruzar el océano. Nacer, crecer, reproducirse y morir es la única ruta trazada, aunque a veces algunos decidan saltarse una de las paradas, tarde o temprano se llega involuntariamente al destino. Durante la travesía, se debe recordar que en el trayecto está la magia del viaje y que como dice Cavafis se debe implorar que el camino sea largo, pues “mejor será que dure muchos años y que llegues ya viejo a la pequeña isla” a esa que llamamos muerte. AP 2012